Este edificio se levanta justo donde se cruzan la Calle de Alcalá y la Gran Vía, como una puerta simbólica entre el viejo y el nuevo Madrid. Fue diseñado por los arquitectos franceses Jules y Raymond Février, y terminado por el español Luis Esteve. Su construcción comenzó en 1907 y finalizó en 1910; un año después, en enero de 1911, se inauguró oficialmente, convirtiéndose desde entonces en un emblema de la elegancia urbana del siglo XX.
Su primera función fue la de sede de la compañía de seguros La Unión y el Fénix, cuyos símbolos —el ave fénix y la figura alada— inspiraron la ornamentación del edificio. Décadas más tarde, en 1975, el inmueble cambió de manos y pasó a ser propiedad de Metrópolis Seguros, nombre que conserva hasta hoy.
Durante más de un siglo ha albergado oficinas y espacios comerciales, pero recientemente, en 2024, se ha aprobado su transformación en un hotel boutique de lujo, con restaurantes y un club privado. Así, el Metrópolis vuelve a reinventarse, como si su propio espíritu renaciera de las cenizas, tal como el fénix que una vez lo representó.
En cuanto a sus dimensiones, el edificio se eleva hasta unos 45 metros de altura, repartidos en seis plantas sobre el nivel del suelo y dos sótanos. Su superficie total ronda los 5.600 a 6.100 metros cuadrados, lo que, pese a no ser colosal, le permite dominar visualmente su entorno gracias a la elegancia de sus proporciones y a su icónica cúpula recubierta de pizarra y adornos dorados.
Hoy, más que un simple edificio, el Metrópolis es un símbolo del Madrid monumental, una joya del estilo Beaux Arts que sigue deslumbrando tanto a los madrileños como a los visitantes que alzan la vista al pasar por la Gran Vía.

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